Chakra VII: El conector espiritual

 

El llamado chakra coronario -por su ubicación a la altura de la coronilla/20VG- se podría traducir del sánscrito como “lo absoluto o indeterminado” y se lo describe como el de “mil pétalos” -aunque para ser más exactos serían 960 + un loto de 12 pétalos en el centro, a semejanza del chakra cardíaco y el Alma-. Es el representante de la CONCIENCIA y del reino espiritual y está influido por el primer Rayo de propósito-voluntad. Permite en estado desarrollado que los deseos transmutados en ardiente aspiración se eleven al rango de VOLUNTAD ESPIRITUAL, con clara visión, fuerte inspiración, coraje para emprender grandes proyectos y vocación de SERVICIO.

Sin embargo puede desviarse la orientación prevaleciendo la ambición, la arrogancia, la dureza y el deseo de control. De ahí que la lección a aprender es: ser HUMILDE, no ser CODICIOSO, y reconocer ERRORES.

Sería la distancia entre el arquetipo funcional del SABIO con unidad de PROPÓSITO y el disfuncional del EGOTISTA DESORIENTADO.

En este chakra se fija el hilo de SUTRATMA -que desciende desde los átomos permanentes del Alma- anclándose de este modo el HILO DE CONCIENCIA, que se prolonga por el canal central -SHUSHUMA- hasta el primer chakra.

Se relaciona el chakra VII con la figura de la ESFERA, el color VIOLETA, el ZAFIRO y el aspecto mental SUPERIOR -ligado al cuerpo CAUSAL/ALMA-.

La glándula que se le asigna es la EPÍFISIS -o también llamada PINEAL- y gobierna el territorio del cerebro superior -NEOCÓRTEX- los hemisferios cerebrales y el órgano de la VISIÓN -aunque con más selectividad afecta al ojo derecho-. De ahí que podrían atribuírsele como disfunciones físicas:

• Confusión mental; psicosis; depresión “mística”; disociación.

• Tumores cerebrales; neuritis; afecciones del ojo derecho.

• Sensibilidad a la luz, sonido y factores ambientales.

La energía de este centro es como un IMÁN que tira de nosotros hacia arriba, buscando la compañía de Dios, y la dimensión trascendental de la vida.

Es como la emergencia de la intuición espiritual, reafirmando la FE en la presencia DIVINA, en el GUÍA INTERIOR.

A nivel de los sacramentos cristianos es la EXTREMAUNCIÓN -último rito que se administra a los moribundos- como el momento de cerrar nuestra vida conscientemente, aceptando las elecciones que hicimos y liberándonos de los pesares asociados a la sensación que las cosas podrían -o deberían- haber sido de otra manera. Lo ejemplificó Jesús en: “todo está acabado, en tus manos encomiendo mi espíritu” ..es el retorno a la fuente.. “el YO SOY se funde con el UNO/DIOS”. En la tradición cabalista se asocia a KÉTER o “corona”, sephirá más alta que alude a la “SAGRADA NADA”.

Sin embargo, también se trata de “dejar morir” fases de nuestra vida a la que nos mantenemos apegados y vivir en el MOMENTO PRESENTE, lo que nos mueve a buscar una conexión íntima con lo divino en todo lo que hacemos -hacer sagrado lo cotidiano-. Además, es diferente a pertenecer a una determinada religión, como experiencia de grupo, cuya finalidad principal es protegernos de amenazas de la vida y el mundo -la religión institucionalizada tiene parte de sus raíces en el primer chakra-. Así lo enuncia el místico cristiano Meister Eckhart: “ya no deseo estar protegido dentro del grupo ni deseo tener un filtro mediador que me sirva de guía. Ahora quiero que Tú entres directamente en mi vida y elimines de ella todo obstáculo, sea una persona, un lugar, o un trabajo, que me impida formar una UNIÓN ÍNTIMA CONTIGO”. Es, por lo tanto, un apelativo a separarnos de la mente tribal o grupal para formar un vínculo total y consciente con lo DIVINO.

Ya hace unos 60 años que se viene dando, además en forma marcada, un proceso de interrelación e integración entre las distintas tradiciones y sistemas energéticos, encontrando puntos de convergencia, que habla de ésta nueva cultura de SÍNTESIS donde prima una COMPRENSIÓN HOLÍSTICA de la salud, enfermedad, ecología planetaria, y las prioridades del servicio y la caridad, alentando a una RE-UNIÓN FRATERNAL en un nuevo espacio de convivencia como seres humanos.

Un capítulo aparte merece atención, y es el de la CRISIS ESPIRI­TUAL, que puede tener síntomas parecidos a una crisis psíquica:

1. Comienzo de una sensación de AUSENCIA DE SENTIDO Y FINALIDAD, que no es atribuible a los componentes externos de la vida, y donde las soluciones corrientes no ofrecen ningún atractivo, pues hay un anhelo profundo procurando emerger.

2. Sensación de estar desconectándose de la propia IDENTIDAD.

3. NECESIDAD de experimentar DEVOCIÓN por algo superior a uno, una fuente de poder que trascienda las limitaciones y confusiones humanas. Esto implica discriminar los sucedáneos habituales como devoción a empresa, grupo político, equipo deportivo, etc., y entregarse a las oraciones para permanecer receptivo a la energía DIVINA, y utilizarla para sanar.

 

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